Solitarios

Solitario, el anillo de pedida perfecto

Pocos momentos son más románticos que el de la proposición de matrimonio. Los nervios de él, la reacción emocionada de ella y mil y un detalles concentrados en ese instante mágico. Si un anillo está cargado de simbolismo, el solitario de pedida se lleva la palma. Sobra aludir a su valor sentimental. Está en juego una promesa de amor eterno; comprar el anillo de compromiso demostrará que estás dispuesto a pasar el resto de tu vida con la persona a la que amas.

La mayoría de las veces es el novio quien se acerca a la joyería con el objetivo de encontrar aquello que más le gusta a él y que considera del gusto de su futura esposa. Seguramente tú seas uno de ellos, por eso te recomendamos que si estás indeciso te dejes asesorar. Echa un vistazo al catálogo de anillos de compromiso que te ofrecemos en Cristina Wish y consúltanos cuantas dudas te surjan. No debes ser tímido a la hora de preguntar todo aquello que consideres necesario.  Para ayudarte y ponértelo más fácil,  hemos escrito para ti el post ‘¿Cómo elegir un anillo de pedida?’. Y es que no es la primera vez que atendemos a clientes con la necesidad y el deseo de adquirir una joya de estas características. Además en ‘Acierta con tu pareja’, nuestra sección del blog dedicada a hombres, encontrarás consejos e ideas para deslumbrar a tu futura esposa.

La elección del solitario para el momento de la pedida ha de realizarse con esmero y conviene que el novio tenga en cuenta una serie de factores.  El solitario, el anillo de pedida perfecto que buscas, es un anillo de compromiso tradicional con una piedra preciosa, normalmente un diamante, engastada en la montura. Suele ser una joya simple, elegante y con estilo. Una pieza con un valor infinitamente superior al de su precio, sea el que sea. 

Tal y como lo conocemos hoy en día, con un diseño similar y diamante, el primer anillo de compromiso, o al menos el más famoso, fue el que le entregó Maximiliano de Austria a su amada, María de Borgoña, en la segunda mitad del siglo XV. Mucho antes  ya se había instalado el hábito de regalar joyas para sellar contratos, y fue el Papa Inocencio III quien, en 1215, fomentó esta tradición prematrimonial al aumentar el tiempo de espera entre la pedida de mano y la celebración del enlace.

El solitario no se coloca en el dedo anular izquierdo de la mujer porque sí. Todo tiene una explicación. La razón es que justo en ese dedo sale una vena que va directamente al corazón. Además, el diamante simboliza la fortaleza y pureza del amor así como el compromiso de la pareja, ya que se caracteriza por ser una piedra indestructible.

Protocolos al margen, debes elegir con calma y escenificar a conciencia. Sé original y convierte el de la pedida en el momento excepcional que siempre habías soñado. En una playa a la luz de la luna, pese a que es un clásico, es uno de los momentos que toda novia ha querido vivir. Pero, existen otras maneras de pedirle la mano, como con animación musical, hacerlo en el lugar en el que os conocisteis y os visteis por primera vez, escribiéndoselo, ya sea en un espejo o en el suelo, o aprovechando que las nuevas tecnologías están presentes en nuestras vidas, utilizar el móvil es una buena forma para pedir matrimonio. Éstas son solo formas originales para que cuando te lances a preguntarle a tu amada “¿quieres casarte conmigo?” ella te responda: “Sí, claro que sí”.